Amiguitos como decía en la anterior entrada, el amor esta en el aire. Con tantas cositas que una ve por ahí se contagia de ese sentimiento mágico que todo lo puede.
Hoy os voy a enseñar cómo he restaurado un viejo pupitre de los de escuela de toda la vida: patas de hierro marrón oxidado, tabla color crema con una hendidura para que no se cayeran los utensilios en la parte frontal y que tenía los típicos agujeritos en el canto donde algunos se entretenían dándoles forma con el lápiz.
He pintado de nuevo uno de los dormitorios de un azul mediterráneo de Pinturas del Mundo de Bruguer, y la verdad no quedaba nada bien el pupitre.
Pero me daba pena tirarlo ya que también hace su servicio, por lo que en un acto de amor absoluto, le he lavado la cara.
He pintado la patas con un esmalte acrílico mate también de Bruguer y he forrado la tabla con un papel plastificado de alto gramaje que una vez compré en Ártico, una tienda más que recomendable de Alcalá de Henares.
Estas fotos muestran el detalle del brillo del papel y el tamaño del dibujo.
El papel lo pegué directamente en la madera una vez lijada y libre de suciedad y polvo, para ello utilicé cola blanca de secado rápido de Ceys y la apliqué con brocha para extenderla de forma más uniforme.
No he tardado mucho, unas dos horas más o menos y a parte del secado que habrán sido otras dos.
I´M GLAD TO INSPIRING YOU
